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Fernanda ganó la medalla de bronce en el 2006 y en el 2007 en la Olimpiada Nacional.
Foto: Archivo |
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Fernanda Viridiana Ramírez Escoto era una niña introvertida y que tenía promedio de 8 en su calificación en la Escuela de Atletas del Code.Pero sobre todo vivía con una presión mucho mayor a las usuales de niñas de su edad: luchaba a diario y desde hace años para mantener su peso abajo de los 44 kilos para seguir compitiendo por Jalisco en el judo, deporte en el que era la campeona nacional.Ella perdió la vida la mañana del viernes 7 de marzo, apenas a los 14 años, cuando súbitamente se desvaneció en su casa en la Colonia La Coronilla, en Zapopan, preparando su maleta porque al mediodía viajaría con la Selección Estatal al Regional de Morelia.Ese día, su padre Rafael Ramírez salió temprano. Es obrero de la construcción. Su madre, Paula Escoto, la dejó alrededor de las 9:00 de la mañana. Ella trabaja como empleada doméstica. Fernanda se quedó con su hermano Rafael, de 9 años.Cerca de las 10 y media, la judoka cayó al suelo ante la mirada de su hermano menor, quien salió corriendo de su casa para pedir ayuda a las vecinas.Cuando llegaron los servicios médicos ya era muy tarde.
La judoka, dos veces medallista de bronce en la Olimpiada Nacional y que apenas en febrero pasado se había alzado como campeona en el Nacional de Aguascalientes, había fallecido.»Quizá no la cuidamos bien», se lamenta su padre Rafael, con la voz quebrada, a las afueras de su humilde casa, en donde sobresale un gran moño negro colgado en la puerta de entrada.En realidad ellos ya no estaban a cargo de los cuidados de la atleta; Fernanda vivía en el Code desde 8 meses atrás; de lunes a sábado ahí comía, entrenaba dos veces diarias bajo las órdenes de Rodrigo Hernández Vivanco y estudiaba segundo de secundaria en la Escuela de Atletas.La causa de su muerte, según la necropsia, fue una «severa pancreatitis coadyuvada por sangrado de tubo digestivo».Todavía falta conocer los resultados microscópicos para determinar las causas que provocaron estos padecimientos.Fernanda había sufrido en los últimos meses para dar su peso; en el 2006, compitió en la Olimpiada Nacional en los 42 kilos; en el 2007, lo hizo en la división de los 44.En el 2008, a pesar de su crecimiento normal de los 13 a 14 años, la hacían competir en los mismos 44 kilos.El 24 de febrero se coronó campeona en el Torneo Nacional de Aguascalientes en los 44, con una superioridad manifiesta en la mayoría de sus combates. Cuando subió al podio, su mirada no reflejaba la alegría de ser la mejor del País en su deporte.
Ésta sería su última competencia.Mandando señalesFernanda llevaba semanas comiendo mal. Tenía los ojos hundidos, pero no dejaba de entrenar ni de preocuparse por mantenerse por abajo de los 44 kilos. Nadie en el Code pudo prever que se dirigía a su muerte, a pesar de que su cuerpo había mandado señales.»En los últimos días estaba comiendo mal y se veía un poco demacrada», reveló Sara Palafox, encargada de alimentos de la Escuela de Atletas del Code.También sus maestros de clases se percataron; Fernanda desarrolló una afinidad con su maestra Leonarda Hernández, quien intentaba aliviar los frecuentes dolores de cabeza de la judoka con masajes.»Constantemente se quejaba de dolor de cabeza, de dolor de estómago», dijo Griselda Casillas, quien fue su maestra en primero de secundaria. «A su maestra Leo le tenía más confianza, ella la recostaba y le sobaba su cabeza, y para ella era como su medicina».En su casa se prendieron los focos de alarma.A mediados de febrero, la madre de Fernanda, preocupada porque notaba que su hija no se alimentaba debidamente y tenía los ojos hundidos, habló personalmente con su entrenador, el cubano Hernández Vivanco.»No se preocupe, déjemelo todo a mí, yo me hago cargo», le respondió.La siguiente vez que se volvieron a ver las caras fue la noche del 7 de marzo, a las afueras del Servicio Médico Forense, en donde la señora Ramírez esperaba ya el cuerpo de su hija.»¡¡¡¡¡Vea, vea!!!, ¿en dónde está ahora mi hija? usted dijo que se encargaría de ella», le recriminó la madre, llorando y con gritos, al profesor.»Por favor no me diga nada, me siento muy mal», le respondió Hernández Vivanco.Seguramente el entrenador cubano no la estaba pasando bien. Nada comparado con el dolor que sentían los padres.La enterraron sus compañeros de la Selección y en su última morada portó el uniforme de la Selección Jalisco.El Code lo callaEl Code ha mantenido un vergonzoso silencio sobre el caso de Fernanda.
Ni un comunicado oficial donde se lamente su muerte, una esquela o el anuncio de algún homenaje.Fue hasta tres días después del fallecimiento de la atleta cuando Andrade Garín, el director general, cuestionado por la prensa, habló del tema.»A mí me tocó estar en su velorio y ver cómo sus compañeros estaban llorando, me llena de orgullo que estaba en su caja con su uniforme de Jalisco y eso demuestra cómo amaba la Selección, es una pena muy grande», expresó Andrade Garín.La desinformación reina entre los jóvenes atletas de la Olimpiada, todos ellos menores de edad. Algunos tienen la versión de que a Fernanda la «atropellaron».Desafortunadamente el caso de Fernanda no es único ni aislado.Mañana Campeones ¿a este precio?Fernanda Viridiana Ramírez EscotoSu sueño era competir en los Juegos Panamericanos del 2011 y luego dedicarse a ser entrenadora, para poder aportar a la economía familiar.Ganó la medalla de bronce en el 2006 y en el 2007 en la Olimpiada Nacional, pero ya no alcanzaría a competir en la del 2008. Tenía 14 años a su muerte.Descanse en paz.Sin control médicoUn estudio internacional de Felipe Sánchez Llanes, Máster en Alto Rendimiento Deportivo del Comité Olímpico Español y judoka, advierte de los riegos que existen en ese deporte por las rápidas pérdidas de peso y sus factores de riesgo.»Es muy frecuente en el judo observar cómo los deportistas bajan unos cuantos kilos los días previos a la competición con la finalidad de competir en una categoría inferior a la de su peso habitual. Este tipo de conductas puede tener negativos efectos en el rendimiento, así como numerosos riesgos para la salud, más acentuados aún cuando los judokas son niños o adolescentes», asegura el experto, en el documento.Desde varios años atrás, Fernanda Viridiana Ramírez Escoto llevaba ese ritmo de vida, combinando su pelea contra la báscula con la de sus enemigas.Sánchez Llanes enumera entre los efectos negativos en la salud de estos vaivenes en el peso: arritmias, alteraciones hormonales, reducción de la función inmune, impedimento del desarrollo y crecimiento normal y la pancreatitis.La necropsia indica precisamente a la «pancreatitis» como la causa de muerte de Fernanda.Jalisco, el estado ocho veces campeón de la Olimpiada Nacional, no tiene un departamento médico integral que atienda y evalúe la salud de sus atletas. Lo tenía, pero dejó de funcionar como tal en el 2001.Lo más parecido que tiene el Code es el Centro de Recuperación de Atletas, el cual no dirige un doctor, sino un licenciado en cultura física y deportes, Domingo Cisneros García, y que atiende sólo lesiones menores.El doctor José Luis García, con más de 20 años de experiencia en medicina deportiva, dirigió de 1998 al 2001 el centro médico integral que se encargó de los atletas jaliscienses, antes de que el director general del Code, Carlos Andrade Garín, decidiera transformarlo en un centro de rehabilitación.Irónicamente, Nuevo León, el estado que siempre ha tratado de desbancar a Jalisco del primer lugar de la Olimpiada Nacional, copió hace años el modelo jalisciense, y ellos sí tienen su centro médico integral.
El mismo García explica que la mala alimentación y las descompensaciones que las personas sufren en su peso son causas que pueden provocar la pancreatitis.»Cuando alguien no tiene una alimentación adecuada ocurre una descompensación de los mecanismos metabólicos y esto origina una acidosis por la falta de nutrientes y glucosa. Algunos órganos se sobrecargan, como en el páncreas, y con la acidosis viene un paro respiratorio por la ausencia de ese suministro de energía y otros importantes elementos que debe tener un deportista», explicó.Abusos de entrenadoresSin embargo, hay algo más que estrictos control de peso en el Code con lo que los judokas tienen que lidiar.Miguel Bravo, actual representante legal de la Asociación de Judo, aseguró que hace cuatro años sacó a sus hijos de la Selección Jalisco por el maltrato físico y mental al que eran sometidos por los entrenadores Rodrigo Hernández Vivanco y Alfonso Cárdenas.»Era demasiada la presión que les ejercían para mantener su peso. Los cubrían de plásticos, los ponían a correr y luego los metían debajo de un tapete de hule para deshidratarse y que dieran el peso», dijo.Los jóvenes que ahí entrenan, que van de los 12 a los 18 años, son sometidos también a presión sicológica para mantenerse en su peso, muchas veces por debajo de los estándares recomendados.Como la mayoría de los seleccionados jaliscienses viven en el albergue del Code, sin supervisión médica adecuada, los sacrificios extremos se han convertido en prácticas habituales.»Yo una vez de las 8 de la noche a las 7 de la mañana bajé un kilo 800 (gramos) sin mucho esfuerzo; es fácil bajar», explicó una judoka jalisciense, de 15 años, quien pide el anonimato.
¿Pero cómo le hiciste para bajar tanto en la noche?«Fácil, al acabar de entrenar nos pesaron como diario y tenía 2 kilos 200 (gramos) de más, entonces fui a mi cuarto, me puse plásticos, hules y mis pants, me puse a correr como media hora. No cené ni tomé agua porque eso engorda y me dormí con muchas cobijas como si estuviera en un sauna», aseguró.Fernanda había sufrido en los últimos meses para dar su peso; en el 2006, compitió en la Olimpiada Nacional en los 42 kilos; en el 2007, lo hizo en la división de los 44.André Marx Miranda, director de Desarrollo del Code, asegura que un día antes de morir, Fernanda había pesado 45 kilos; sin embargo, la madre de la judoka, afirma que pesaba 43 kilos.
Es válido que un atleta sacrifique su vida como la de Fernanda Viridiana Ramírez Escoto para alcanzar una mejor forma de vida, sin la guía adecuada pueden seguir pasando estos casos y el titular del deporte en México me pregunto que opina?