La vida siempre nos va llevando al lugar donde debemos estar, nunca al que queremos, pero se va aprendiendo en la marcha y ya después, en retrospectiva, la vida no parece tan difícil
De Música, Tecnología, Futbol, Internet
Me he llegado por mail y si por medio de un forward este texto, generalmente cada forward que llega a mi cuenta de correo va a parar de forma inmediata a la papelera de reciclaje esta vez hubo una excepción.
La carta fue hecha por la Dra. Denisse Dresser la cual es es una reconocida académica y periodista mexicana, especialista en ciencia política. Es profesora en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) donde ha impartido cursos de política comparada, economía política y política mexicana desde 1991. Obtuvo la licenciatura en relaciones internacionales en el Colegio de México y el doctorado en ciencia política en la Universidad de Princeton. La doctora Dresser es autora de numerosos artículos sobre política mexicana contemporánea y las relaciones México-Estados Unidos.
Les dejo la carta tal cual:
Carta Abierta a Carlos Slim
Estimado Ingeniero: Le escribo este texto como ciudadana. Como consumidora. Como mexicana preocupada por el destino de mi país y por el papel que usted juega en su presente y en su futuro. He leído con detenimiento las palabras que pronunció en el Foro “Qué hacer para crecer” y he reflexionado sobre sus implicaciones.
Su postura en torno a diversos temas me recordó aquella famosa frase atribuida al presidente de la compañía automotriz General Motors, quien dijo: “lo que es bueno para General Motors es bueno para Estados Unidos”. Y creo que usted piensa algo similar: lo que es bueno para Carlos Slim, para Telmex, para Telcel, para el Grupo Carso es bueno para México.
Pero no es así. Usted se percibe como solución cuando se ha vuelto parte del problema; usted se percibe como estadista con la capacidad de diagnosticar los males del país cuando ha contribuido a producirlos; usted se ve como salvador indispensable cuando se ha convertido en bloqueador criticable. De allí las contradicciones, las lagunas y las distorsiones que plagaron su discurso y menciono las más notables.
Usted dice que es necesario pasar de una sociedad urbana e industrial a una sociedad terciaria, de servicios, tecnológica, de conocimiento.
Es cierto. Pero en México ese tránsito se vuelve difícil en la medida en la cual los costos de telecomunicaciones son tan altos, la telefonía es tan cara, la penetración de internet de banda ancha es tan baja. Eso es el resultado del predominio que usted y sus empresas tienen en el mercado. En pocas palabras, ¿en el discurso propone algo que en la práctica se dedica a obstaculizar? Usted subraya el imperativo de fomentar la productividad y la competencia, pero a lo largo de los años se ha amparado en los tribunales ante esfuerzos regulatorios que buscan precisamente eso.
Aplaude la competencia, pero siempre y cuando no se promueva en su sector. Usted dice que no hay que preocuparse por el crecimiento del Producto Interno Bruto; que lo más importante es cuidar el empleo que personas como usted proveen. Pero es precisamente la falta de crecimiento económico lo que explica la baja generación de empleos en México desde hace años.
¿Y la falta de crecimiento está directamente vinculada con la persistencia de prácticas anti-competitivas que personas como usted justifican? Usted manda el mensaje de que la inversión extranjera debe ser vista con temor, con ambivalencia. Dice que “las empresas modernas son los viejos ejércitos. Los ejércitos conquistaban territorios y cobraban tributos”.
Dice que ojalá no entremos a una etapa de “Sell Mexico” a los inversionistas extranjeros y cabildea para que no se permita la inversión extranjera en telefonía fija. Pero al mismo tiempo, usted como inversionista extranjero en Estados Unidos acaba de invertir millones de dólares en The New York Times, en las tiendas Saks, en Citigroup.
Desde su perspectiva incongruente, la inversión extranjera se vale y debe ser aplaudida cuando usted la encabeza en otro país, pero debe ser rechazada en México.??Usted reitera que “necesitamos ser competitivos en esta sociedad del conocimiento y necesitamos competencia; estoy de acuerdo con la competencia”. Pero al mismo tiempo, en días recientes ha manifestado su abierta oposición a un esfuerzo por fomentarla, descalificando, por ejemplo, el Plan de Interconexión que busca una cancha más pareja de juego.
Usted dice que es indispensable impulsar a las pequeñas y medianas empresas, pero a la vez su empresa -Telmex – ¿las somete a costos de telecomunicaciones que retrasan su crecimiento y expansión? Usted dice que la clase media se ha achicado, que “la gente no tiene ingreso”, que debe haber una mejor distribución del ingreso. El diagnóstico es correcto, pero sorprende la falta de entendimiento sobre cómo usted mismo contribuye a esa situación.
El presidente de la Comisión Federal de Competencia lo explica con gran claridad: los consumidores gastan 40 por ciento más de los que deberían por la falta de competencia en sectores como las telecomunicaciones. Y el precio más alto lo pagan los pobres.??Usted sugiere que las razones principales del rezago de México residen en el gobierno: la ineficiencia de la burocracia gubernamental, la corrupción, la infraestructura inadecuada, la falta de acceso al financiamiento, el crimen, los monopolios públicos. Sin duda todo ello contribuye a la falta de competitividad.
Pero los monopolios privados como el suyo también lo hacen.??Usted habla de la necesidad de “revisar un modelo económico impuesto como dogma ideológico” que ha producido crecimiento mediocre. Pero precisamente ese modelo -de insuficiencia regulatoria y colusión gubernamental- es el que le ha permitido a personas como usted acumular la fortuna que tiene hoy, valuada en 59 mil millones de dólares.
Desde su punto de vista el modelo está mal, pero no hay que cambiarlo en cuanto a su forma particular de acumular riqueza.??La revisión puntual de sus palabras y de su actuación durante más de una década revela entonces un serio problema: hay una brecha entre la percepción que usted tiene de sí mismo y el impacto nocivo de su actuación; hay una contradicción entre lo que propone y cómo actúa; padece una miopía que lo lleva a ver la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio.??Usted se ve como un gran hombre con grandes ideas que merecen ser escuchadas.
Pero ese día ante los diputados, ante los senadores, ante la opinión pública usted no habló de las grandes inversiones que iba a hacer, de los fantásticos proyectos de infraestructura que iba a promover, del empleo que iba a crear, del compromiso social ante la crisis con el cual se iba a comprometer, de las características del nuevo modelo económico que prometería apoyar. En lugar de ello nos amenazó.
Nos dijo -palabras más, palabras menos- que la situación económica se pondría peor y que ante ello nadie debía tocarlo, regularlo, cuestionarlo, obligarlo a competir. Y como al día siguiente el gobierno publicó el Plan de Interconexión telefónica que buscaría hacerlo, usted en respuesta anunció que Telmex recortaría sus planes de inversión. Se mostró de cuerpo entero como alguien dispuesto a hacerle daño a México si no consigue lo que quiere, cuando quiere. Tuvo la oportunidad de crecer y en lugar de ello se encogió.??Sin duda usted tiene derecho a promover sus intereses, pero el problema es que lo hace a costa del país. Tiene derecho a expresar sus ideas, pero dado su comportamiento, es difícil verlo como un actor altruista y desinteresado, que sólo busca el desarrollo de México. Usted sin duda posee un talento singular y loable: sabe cuándo, cómo y dónde invertir. Pero también despliega otra característica menos atractiva: sabe cuándo, cómo y dónde presionar y chantajear a los legisladores, a los reguladores, a los medios, a los jueces, a los periodistas, a la intelligentsia de izquierda, a los que se dejan guiar por un nacionalismo mal entendido y por ello aceptan la expoliación de un mexicano porque -por lo menos- ¿no es extranjero?
Probablemente usted va a descalificar esta carta de mil maneras, como descalifica las críticas de otros. Dirá que soy de las que envidia su fortuna, o tiene algún problema personal, o es una resentida. Pero no es así. Escribo con la molestia compartida por millones de mexicanos cansados de las cuentas exorbitantes que pagan; cansados de los contratos leoninos que firman; cansada de las rentas que transfieren; cansados de las empresas rapaces que padecen; cansada de los funcionarios que de vez en cuando critican a los monopolios pero hacen poco para desmantelarlos.
Escribo con tristeza, con frustración, con la desilusión que produce presenciar la conducta de alguien que podría ser mejor. Que podría dedicarse a innovar en vez de bloquear. Que podría competir exitosamente pero prefiere ampararse constantemente. Que podría darle mucho de vuelta al país pero opta por seguirlo ordeñando.
Que podría convertirse en el filántropo más influyente pero insiste en ser el plutócrata más insensible. John F. Kennedy decía que las grandes crisis producen grandes hombres. Lástima que en este momento crítico para México, usted se empeña en demostrarnos que no aspira a serlo.
Fuente:Maldito Weekend
Soy malo para las metas, a lo largo de mi vida algunas veces no me impuesto metas, hago las cosas obvio con un fin y un objetivo, no soy en lo personal muy planeador de las cosas, algunas veces me ha faltado ambición para tener algo material, pero al tener gente que depende directamente de mí desde hace 2 años, las cosas cambian, para este año me he fijado algunas metas personales y profesionales las cuáles comparto, espero que alguna de ellas se cumplan….
Metas Profesionales:
Metas Personales:
Estas son algunas de mis metas, y las tuyas cuáles son compartelas!
“Se puede dejar de correr, o dejar de entrar en juego durante largos minutos; lo único que no se puede dejar de hacer es de pensar”.“El gol debe ser un pase a la red”.
César Luis Menotti
La indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida. El mexicano no solamente se postula la intranscendencia del morir, sino del vivir. Nuestras canciones, refranes, fiestas y reflexiones populares manifiestan de una manera inequívoca que la muerte no nos asusta porque «la vida nos ha curado de espantos». Morir es natural y hasta deseable; cuanto más pronto, mejor. Nuestra indiferencia ante la muerte es la otra cara de nuestra indiferencia ante la vida. Matamos porque la vida, la nuestra y la ajena, carece de valor. Y es natural que así ocurra: vida y muerte son inseparables y cada vez que la primera pierde significación, la segunda se vuelve intranscendente. La muerte mexicana es el espejo de la vida de los mexicanos. Ante ambas el mexicano se cierra, las ignora.
33 se pasan muy rápido, de los 25 en adelante mi vida ha ido veloz, es hora de parar a cargar más gasolina, una turbocina en especial acelera más rápido mi corazón, eso me das más impulso a mi vida, proyectos que tengo, y que implica más precisión, entrega, pasión pero sobre todo paciencia.
Mirando en retrospectiva no me imagine nunca estar lejos de la familia, lejos de mi ciudad, de mi hogar, no me arrepiento crecí mucho al tomar esa decisión, siempre con el apoyo de mi familia.
Muchos recuerdos, muchas alegrías y muchas tristezas, algunos amores, algunos desamores, amigos pocos pero para siempre, conocidos muchos,a todos los que están o han estado cerca gracias por compartir y estar SIEMPRE estar.
Es importante motivar a la gente, para mí si es importante, como lo es también tener personal que se automotive, que se mentalice a cumplir metas a corto, mediano y largo plazo.
Es mucho el valor que le puede dar un trabajador a que se le premie por su esfuerzo, por su dedicación no solo con el aspecto económico sino también complementándolo con el estímulo moral.
A veces nos olvidamos que en los trabajadores antes que nada son personas, con problemas, con emociones , y como tal es primordial el trato hacía ellos.
«La fantasía abandonada por la razón produce monstruos; unida a ella, es la madre de las artes y el origen de sus maravillas».